El juego más controversial y extraño de la década
Los jugadores estadounidenses fueron amenazados con cancelar sus contratos si participaban. Los árbitros norcoreanos le permitieron jugar a Rodman con aretes y piercings.El juego sólo se transmitió en Corea del Norte
Julián Aguilar M.
Fotografías: AFP, AP
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El 8 de enero de 2014 se realizó en Corea del Norte un juego de baloncesto que causó polémica en todo el mundo; un equipo estadounidense, conformado principalmente por ex estrellas de la NBA, se enfrentó a una selección de jugadores norcoreanos. Sin embargo, dicho partido estuvo cerca de cancelarse por las tensas relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Corea del Norte. Finalmente, el juego se realizó ante miles de personas en el estadio, y millones que lo vieron por televisión en el país asiático. Aunque hubo emoción e importantes jugadas por ambos equipos, los mayores aplausos fueron para Kim Jong-Un, máximo líder de Corea del Norte.

A Kim Jong-Un le gusta el baloncesto, era seguidor de los Bulls de Chicago en la década de los 90. Uno de sus jugadores favoritos era Dennis Rodman, que dentro y fuera de la duela generó altercados por sus acciones. Y fue el propio Rodman quien organizó el juego de exhibición entre los jugadores norteamericanos y de Corea del Norte, algo que no fue bien visto por el gobierno de Estados Unidos. Meses antes, Rodman viajó a Pyongyang, capital de Corea del Norte para conocer y entrenar a los jugadores norcoreanos. Los atletas mostraron disciplina y acataron las jugadas que Dennis Rodman les dictaba. Asimismo, seleccionó a los 12 jugadores que enfrentaría posteriormente. Regresó a Estados Unidos a pasar la Navidad y traer a los jugadores norteamericanos, la mayoría de ellos ya retirados.
Dennis Rodman y demás compañeros llegan a Pyongyang después de un largo viaje. Aunque fueron recibidos amablemente por funcionarios de Corea del Norte, siempre hubo disciplina y se siguió un protocolo establecido. Posteriormente se dirigieron al anfiteatro, lugar donde será el partido, a entrenar con los jugadores norcoreanos. Con la ayuda de traductores, se comunicaron con ellos para explicarles jugadas y movimientos. Rodman dirigió el entrenamiento, pero su condición física -y aparente estado de ebriedad- no le permitió continuar en la duela, su lugar fue tomado por el ex jugador de los Knicks de Nueva York, Charles Smith.
NOCHE PREVIA AL JUEGO
Todo está listo para que se realice el esperado encuentro, pero los jugadores reciben llamadas telefónicas de patrocinadores que los amenazan con cancelar sus contratos si participan en el evento deportivo. Asimismo, el conductor del canal de televisión estadounidense CNN, en entrevista exclusiva, cuestiona el accionar de los jugadores al estar en dicho país. Dennis Rodman afirma que sólo se trata de un evento deportivo sin fines políticos. La entrevista se tornó tensa entre jugadores y el entrevistador: no se llega a ningún arreglo. De acuerdo al reportaje de Colin Offland, publicado en el canal de televisión DW, los jugadores se reunieron en el hotel para debatir si participarían o no. Finalmente, decidieron que sí.
EL DÍA ESPERADO
El ambiente en el anfiteatro es muy solemne, los asistentes visten de traje y están perfectamente sentados para disfrutar del juego, pero principalmente para ver y ovacionar al mariscal: Kim Jong-Un, que para ellos es una deidad. Antes del partido, Rodman dice unas palabras de agradecimiento a su amigo Kim Jong-Un, y lo felicita por su cumpleaños número 31. Asimismo, entona el Happy birthday to you. Los aficionados se muestran contentos por la gratitud de Dennis Rodman. Ambos equipos se alistan para iniciar el espectáculo. El conjunto estadounidense presenta sólo a 10 jugadores y un entrenador que obedece las indicaciones de Rodman en todo momento. Los jugadores que se atrevieron a participar son: Cliff Robinson, Kenny Anderson, Doug Christie, Vin Baker, Charles Smith, Craig Hodges, entre otros. Llama la atención que los árbitros norcoreanos le permiten jugar a Dennis Rodman con aretes y piercings.
El equipo estadounidense presenta un uniforme azul con franjas blancas a los lados. Por su parte, el combinado de Corea del Norte viste de rojo. Tras el salto entre dos, comienza el juego. Los norcoreanos toman ventaja en el marcador, gracias a la velocidad y precisión a la ofensiva. En cambio, las ex estrellas de la NBA están fuera de forma y cometen muchos errores. Los estadounidenses ya no son tan dominantes como hace unos años. Tras acabar el primer cuarto, Dennis Rodman se despide de sus compañeros y sube al palco con su amigo Kim Jong-Un. Ambas escuadras realizan cambios. A pesar de que los norteamericanos sumaron más puntos en las siguientes ofensivas, el marcador al medio tiempo concluye 45-39 a favor de Corea del Norte. Nadie esperaba tal resultado.
Tras el descanso, ocurre algo inesperado: los jugadores se mezclan, formando nuevos equipos. Ahora los uniformes son color verde y blanco. El juego se vuelve más dinámico, hay más clavadas y espectáculo. Pareciera que en la duela ya no existen fronteras e idiomas. El reportaje de la DW ya no mostró el marcador, por lo que se desconoce si hubo un equipo ganador o no. El ambiente casi militar que se vivía hace unos minutos, se convierte en una fiesta que todos disfrutan en la capital norcoreana.

Al final del juego, Rodman regresa a la duela y entrega medallas a todos los jugadores. Kim Jong- Un observa detalladamente los movimientos de Rodman. Algunos jugadores norcoreanos se toman fotos y conviven con los ex jugadores profesionales. Como es habitual, los norteamericanos bailan y festejan en el vestidor con música de rap y hip hop. Por un momento, se olvidan si al regresar a Estados Unidos sufrirán de represalias del gobierno y de sus patrocinadores. Dennis Rodman y demás jugadores se despiden de Corea del Norte, hacen escala en Beijing, China, donde son abordados por periodistas que desean conocer detalles de su encuentro con Kim Jong-Un, sin embargo, el ex Bulls de Chicago se niega a contestar a la prensa. A su llegada a Estados Unidos, Dennis Rodman descubre que su teléfono está intervenido por el FBI